El 14 de agosto de 2018, el Puente Morandi, una de las principales vías de conexión en Génova, colapsó, interrumpiendo el tránsito en la autopista A10 y generando un caos logístico en la región.
Su desaparición afectó significativamente el tráfico comercial y de pasajeros, obligando a desvíos y a la implementación de rutas temporales hasta la construcción de un nuevo puente, colapsó repentinamente, causando la muerte de 43 personas y dejando una brecha crítica en la infraestructura de la región.
Construido en 1967 y diseñado por el ingeniero Riccardo Morandi, este puente atirantado fue considerado una hazaña de la ingeniería en su momento. Sin embargo, su diseño innovador presentaba debilidades estructurales que, con el tiempo y la falta de mantenimiento adecuado, llevaron a su trágico colapso.
Analizaremos los factores estructurales y geotécnicos que contribuyeron a la falla del puente, así como las lecciones aprendidas para la planificación y mantenimiento de infraestructuras críticas.
Características del Diseño del Puente Morandi
El Puente Morandi tenía una longitud de 1,182 metros, una altura de 45 metros sobre el río Polcevera y soportaba tanto tráfico liviano como vehículos de carga pesada, siendo un enlace crucial en la autopista A10 de Italia.
Se sostenía mediante tres pilones principales con un sistema de tirantes de hormigón pretensado y acero. A diferencia de otros puentes atirantados, donde los cables están expuestos y permiten inspección visual, el diseño de Morandi envolvía los cables en hormigón, dificultando la detección de corrosión o fatiga en los materiales.
Factores estructurales que llevaron a su colapso:
Fatiga y corrosión en los cables de acero, exacerbada por la contaminación y la humedad salina del entorno costero.
Carga de tráfico mayor a la prevista en su diseño original, lo que aumentó la tensión sobre los tirantes y el tablero.
Insuficiente mantenimiento, ya que los refuerzos aplicados no lograron compensar el deterioro progresivo.
Uso de hormigón pretensado en los tirantes, lo que impedía monitorear la degradación interna del acero.
Condiciones Previas al Colapso
Desde la década de 1990, diversos informes de expertos independientes y entidades gubernamentales ya advertían sobre la degradación del puente:
En 1993, se reportaron fisuras en el hormigón de los tirantes y signos de corrosión en los cables internos.
En 2016, un análisis de la Universidad de Génova señaló que los tirantes mostraban un 10% de pérdida de resistencia.
Se recomendó reforzar las estructuras, pero las intervenciones fueron parciales y no abordaron los problemas fundamentales.
En los meses previos, los residentes cercanos al puente reportaron vibraciones inusuales y desprendimiento de fragmentos de hormigón.
A pesar de estas advertencias, el puente siguió operando sin refuerzos estructurales adecuados hasta su colapso.
Análisis Técnico del Colapso
El colapso fue súbito y ocurrió en menos de 10 segundos, un tiempo similar al colapso del Puente de Quebec en 1907, que también cedió por fatiga estructural y sobrecarga en su estructura metálica. Otro caso similar fue el colapso del Puente I-35W en Minnesota en 2007, donde una combinación de fatiga en las placas de conexión y sobrepeso provocó el desplome en segundos.
El desplome de este puente inició en el tirante sur del pilar 9, lo que desencadenó la caída de un tramo de 210 metros de longitud.
Falla estructural progresiva
Los tirantes de hormigón con cables de acero internos sufrieron fatiga con el tiempo. La exposición a carbonatación del hormigón redujo la adherencia con el acero, debilitando la estructura.
Carga dinámica no prevista
El diseño original consideraba condiciones de tráfico y peso distintas a las actuales. Con el aumento del flujo vehicular de carga pesada, la estructura estuvo sometida a esfuerzos mayores a los previstos.
Mantenimiento insuficiente
Aunque se realizaron inspecciones, las medidas correctivas fueron superficiales y tardías, sin una evaluación profunda de la integridad del puente.
Los tirantes de hormigón con cables de acero internos sufrieron fatiga con el tiempo. La exposición a carbonatación del hormigón redujo la adherencia con el acero, debilitando la estructura.
Carga dinámica no prevista
El diseño original consideraba condiciones de tráfico y peso distintas a las actuales. Con el aumento del flujo vehicular de carga pesada, la estructura estuvo sometida a esfuerzos mayores a los previstos.
Lecciones aprendidas y recomendaciones para infraestructura vial
📌 Implementar monitoreo estructural continuo
Los puentes de alto tráfico deben contar con sensores que midan desplazamientos, vibraciones y fatiga en materiales en tiempo real para prevenir fallas inesperadas.
📌 Evitar materiales que dificulten la inspección
Los cables atirantados deben estar expuestos o accesibles para revisiones periódicas y reemplazo en caso de deterioro.
📌 Evaluar la capacidad estructural ante cambios en la demanda
Infraestructuras diseñadas en el siglo XX pueden no ser aptas para los niveles de tráfico y cargas actuales, como el Puente Golden Gate en EE.UU., que ha sido reforzado con sistemas antisísmicos, o el Puente Forth Road en Escocia, que ha recibido mejoras en su estructura para soportar un mayor flujo vehicular.
📌 Planes de mantenimiento con criterio de seguridad
No basta con inspeccionar, se deben ejecutar refuerzos efectivos y oportunos, priorizando la seguridad sobre costos políticos o económicos.
📌 Diseñar con varios escenarios
Un fallo en un componente no debería desencadenar el colapso total. Es clave diseñar estructuras con elementos que absorban cargas redistribuyéndolas en caso de falla parcial.
Conclusión
El colapso del Puente Morandi fue el resultado de una combinación de factores: un diseño innovador pero difícil de mantener, degradación progresiva de los materiales y falta de intervenciones adecuadas a tiempo. Esta tragedia dejó una advertencia clara para la ingeniería civil: las infraestructuras envejecen y deben adaptarse a las condiciones modernas para garantizar su seguridad.
La ingeniería estructural y el mantenimiento preventivo son clave para evitar futuras catástrofes. Si no se priorizan las inspecciones rigurosas y las actualizaciones estructurales, otros puentes podrían enfrentar el mismo destino.